Medida de la edil capitalina también multa a quienes no limpien fecas de las mascotas.

La ordenanza número 106 del municipio de Santiago establece la asignación  de la “responsabilidad a los dueños y tenedores de animales; es decir, a todo quien, aunque no sea propietario, cobije o alimente habitualmente a un animal, tanto en espacios privados como en la vía pública.

La ordenanza número 106 del municipio de Santiago establece la asignación de la “responsabilidad a los dueños y tenedores de animales; es decir, a todo quien, aunque no sea propietario, cobije o alimente habitualmente a un animal, tanto en espacios privados como en la vía pública.

Si hay una ciudad que sabe sobre perros vagos, es Valparaíso. Hace años que ha sido un problema que mantiene tanto el municipio como a organizaciones que se dedican a la defensa de los animales trabajando arduamente para que los canes tengan un buen pasar.

El alcalde Jorge Castro, en conversación con El Epicentro, sostuvo que la ordenanza que propuso Carolina Tohá, alcaldesa de Santiago, es parte del largo camino que ha recorrido la ciudad puerto por encontrar una solución al problema que mantiene con unos siete mil perros abandonados en el Gran Valparaíso.

“Lo que hace la alcaldesa (Carolina Tohá) es encaminar lo mismo que se hizo en Valparaíso, ella no está prohibiendo alimentar a los perros, lo que está diciendo es que se hagan responsable no solo de alimentarlos sino también de sacar las fecas, y eso es lo que históricamente no ha resultado nunca, tenemos gente que alimenta y da agua a los perros en la vía pública, pero esa misma gente no tiene la voluntad de limpiar el perímetro donde se mueve el perro”.

Castro explica que este tipo de ordenanzas, si bien es llamativa, no apunta al problema de fondo, que es que los animales están viviendo en la calle y nadie se hace responsable de la limpieza del entorno: “No estamos dando cuenta con el fondo del hecho, qué pasa por ejemplo en la plaza Aníbal Pinto, cuando ponen un pote agua para los perros, lo que hay ahí son canes que están establecidos, la gente nos dicen es que les hagamos un espacio y nos miran a nosotros como municipio de que seamos los responsables , ni siquiera en términos de contraloría está dentro de nuestra obligaciones”.

Castro dijo además que “el perro alimentado por la gente no va permanecer todo el día en el mismo lugar, es un perro que anda en distintod puntos y puede alimentarse en la plaza Aníbal Pinto y hacer sus necesidades en Pasaje Ross, entonces quien lo alimentó en la plaza es responsable de un amplio perímetro. Nosotros ya recorrimos ese camino, no hay que pelear con el ciudadano sino procurar que, lo que gasta en alimentar a los perros de la calle, procurar que en el mejor de los casos lo invierta en aportar al canil”.

Por su parte, Brenda Aburto, presidenta de la agrupación “Emergencia animal Viña del Mar”, sostuvo a nuestro diario que esta ordenanza se replica en la mayoría de las municipalidades del país. “Eso existe en mucho tiempo, no se ha llevado a cabo porque la gente no lo toma en cuenta, pero en todas partes es multada, siempre ha sido tomado de esta forma, evidentemente es distinto cuando pasa a ley de la misma mala forma”.

“Con mala forma me refiero a que los animales no tienen ninguna dignidad, el problema tiene que ver porque se ve afectado el ser humano, los perros son vistos como una infección, no velan por su bienestar”.

Costumbre arraigada

Castro explicó que hay una costumbre arraigada de alimentar a los perros callejeros, pero no de hacerse cargo de ellos, ya que “hay una costumbre del chileno tener el perro encerrado y luego soltarlo para que se busque la vida, entonces yo tengo a mi perro para que deambule por la ciudad durante las horas del día y luego el perro deja fecas y nadie se hace responsable del bienestar del perro”.

Por lo tanto, el alcalde explica que existen dos caminos para sobrellevar este problema. Primero, el de la educación y la tenencia responsable de mascotas, y segundo, un programa de esterilización en conjunto con la existencia de un canil, en este caso el que hoy se ubica en Laguna Verde, que alberga a unos quinientos perros recogidos de la calle.

“Tenemos el camino de la ordenanza y tenencia responsable de mascotas, y el de la esterilización con la mantención del canil. Nosotros hace bastante tiempo tenemos un canil con la posibilidad de que los animales puedan ser atendidos de manera mixta, con profesionales y estudiantes de la Universidad de las Américas, que usa el canil como campo clínico, donde tenemos pabellones energía eléctrica, agua y comida que transportamos desde Valparaíso hasta Laguna Verde”, sostuvo Castro.

Sin embargo, Aburto es clara en decir que “legamente, los animales son objetos, si alguien quisiera tomar en cuenta que es un ser vivo que puede estar ahí meses, nadie va a rescatarlo. En cuanto a tenencia responsable, no pasa nada, educativamente y legislativamente, nosotros nos han tocado fiscales que manifiestan que no hay siquiera caniles para llevar a los perros. El canil de Laguna Verde está colapsado y el aporte del municipio es mínimo”.

Aburto agregó que, la ordenanza de la alcaldesa Tohá no es tan descabellada, ya que “hay que hacerse cargo del animal en su totalidad, de mantener su espacio limpio porque ahí sí que estamos hablando de un foco infeccioso. Por ejemplo, en las zonas más vulnerables, el 5% de los niños que son ciegos, están en esta condición por los parásitos que tienen los perros en mal estado, pero no debería ser multado quien alimente a un perro”.

Nulo rol del Estado

Otra arista de este complejo hecho es que no existe una política a nivel estatal que controle o prevenga tanto el crecimiento de la población canina, como la mantención de protectoras de animales. Es decir, no hay fondos destinados para ejercer algún control sobre un problema que no sólo atañe a Valparaíso, sino que afecta a la mayoría de las ciudades del país.

El alcalde Jorge Castro realizó un duro diagnóstico al respecto, y explicó que “hay que reconocer que no hay ninguna entidad nacional que se haga cargo, aquí no está el Estado con un sistema de subsidio, que en algunos lugares los perros callejeros llegan a ser una plaga”

Agregó además que “aquí hace rato que las seremias han dejado de ser responsable de vacunación y esterilización, se han corrido de esta responsabilidad, hace mucho tiempo que las vacunas antirábicas ya no se ponen, recuerde que cada una son 18 inyecciones y cuando hay cinco mil mordeduras al año, hay una cantidad de recursos que los servicios públicos, en este caso el de salud, han evitado porque está la función que han ido asumiendo lo municipios por dejar este asunto en tierra de nadie, tenemos que ser lo más creativos posibles para que este problema sea atendido con los bajos presupuestos con que contamos”.

En relación a los recursos municipales, Aburto hizo hincapié y recalcó que “son sólo excusas, caro no es, hablamos de millones pero hay grandes cantidades que se gastan en otras cosas, por ejemplo Viña es una municipalidad con muchos recursos y Valparaíso es un puerto, no tengo pruebas de que la gente se roba el dinero, pero es imposible que no existan los recursos”.